sábado, 5 de enero de 2008

La noche de reyes

¡Cuan dura es la vida del rey mago! Hay que batallar en primer lugar con la imaginación, y luego con aquellos señores y señoras tan simpáticos que ni cortos ni perezosos se cuelan, o lo intentan, a la hora de pagar, porque los reyes también pagan, no nos engañemos.
Gael ya tiene su carro, su bañera y una minicuna bien bonita para sus primeros meses. Pero claro, el pobre tendrá que esperar para disfrutar de todos sus regalos, que todo no se puede tener en esta vida. Es curioso como va evolucionando la mente. Hasta hace bien poquito no quería ni plantearme preparar nada, me parecía demasiado pronto, pero ahora, estoy ansiosa por tenerlo todo listo, como si el hecho de tener sus cositas fuese a adelantar el acontecimiento de su llegada, y lo cierto es que así se hace un poco más fácil la espera. Toda la ilusión de comprar cada detalle, preparar su habitación, dejarlo todo listo, limpio, perfecto para cuando llegue, como si él fuese a darse cuenta.

Hemos probado el carrito, montado, desmontado, puesto, quitado y... efectivamente, con una mano, y sin bebé, parece que se puede hacer casi todo. La bañera y la minicuna aún no las montaremos porque luego no sé por qué extraño milagro de la física no vuelve a la caja en su posición original y se puede llenar de pelos de los perros, y eso sí que no. Así que a esperar, aunque quien sabe, tal vez dentro de unos días os cuelgue unas fotos de todo.

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