lunes, 10 de noviembre de 2008

Y van siete...






















Hoy he vivido uno de esos momentos mágicos de la vida, algo que creo jamás desaparecerá de mi memoria. He sentido casi por primera vez cómo me quiere Gael. He llegado de trabajar y ahí estaba él, luchando contra el sueño, casi diría que esperándome. Hemos subido a la habitación y he comenzado a mecerle. Luego, y con las piernas encogidas, se ha amoldado como si fuese la pieza de un puzzle a mis rodillas y me ha abrazado mientras le acariciaba y le cantaba. No ha sido un abrazo como los demás, ha sido uno de verdad. Me estaba queriendo y se estaba dando cuénta de cómo le quería. Estaba disfrutando de ese amor.






Quedan por delante tantos momentos maravillosos que ni siquiera alcanzo a adivinar y eso me hace inmensamente feliz. Pensar que esto es sólo el comienzo de la experiencia más hermosa que se puede tener en la vida es lo que llena ahora mi mundo.






Tengo ganas de enseñarle tantas cosas, de conocerle, de seguir queriéndole...






Tengo tantas ganas de vivir...