viernes, 10 de diciembre de 2010

Un nuevo día diez









No puedo creer lo deprisa que pasa el tiempo. Sé que es algo manido y repetido incluso en este blog hasta la saciedad pero cuando de pronto encuentras que es de nuevo día diez, de nuevo diciembre, de nuevo navidad y le observas viendo catálogos de juguetes mientras te señala aquellos que piensa pedir a los reyes y te explica claramente lo que quiere y por qué y se emociona ante la inminencia de su llegada... no dejas de preguntarte si esta sensación de que el tiempo se escapa entre tus dedos parará en algún momento.

Es impresionante cómo ha evolucionado desde el verano, cómo habla y se expresa, cómo va dejando a un lado la timidez y te sorprende cantando, bailando o contando historias increíbles.

Y detrás de todo su ternura, los abrazos interminables con que me lleva sorprendiendo los últimos días, sus besos, sus "te quiero mucho mamá". También su interminable curiosidad con sus "A ver ¿me lo enseñas?" o sus "Ah, vale" ante las mil preguntas diarias de "¿qué haces mamá? o ¿qué es esto mamá?"

Dentro de unos días irá por fin a su habitación, a su camita, al que a partir de ahora será su propio universo. Estoy segura de que en él reinarán los coches, motos y aviones, algo por lo que demuestra una clarísima inclinación. Atrás quedaron ya mis intenciones de montarle un zoológico de tiernos peluches. Se vuelve loco por cualquier cosa con ruedas y le vale desde la imitación de un ferrari hasta una patata frita para ponerle efectos especiales de supervelocidad. Así es mi niño. Al menos lo compensa su interés por el piano y que haga lo que haga, acaba resultando maravilloso.
Ojalá estas navidades no pasen tan deprisa, ojalá queden todos los momentos importantes tatuados en la memoria para no perderlo porque el año que viene ya nada será lo mismo, estará su hermanita para hacerlo más hermoso pero no quiero olvidar cómo eran nuestras vidas antes de su llegada.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cómo pasa el tiempo







Hace casi tres años comenzó este blog dedicado a un hijo que aún no conocía, lleno de dudas, de esperanza y de muchas ganas de expresar en él todo lo que estaba ocurriendo en nuestras vidas. Ha pasado mucho tiempo, nació Gael, nos trajo la plenitud y después de muchas risas y lágrimas uno mira hacia atrás y se da cuenta de que lo que ha hecho merece la pena porque este blog ha sido testigo de su vida y de nuestros sueños desde el día que nació.
Dentro de unos meses este blog dará paso a otro quizás más hermoso que compartirá con su hermanita Naia. Serán Gael y Naia en marzo, no sé si será entonces cuando escriba aquí por última vez o tal vez antes para contar en ese nuevo diario cómo está siendo la espera, qué dice Gael, qué volvemos a sentir al enfrentarnos al milagro de la vida.
Por ahora estamos tranquilos, todo va perfectamente y aún quedan cuatro meses de preparación para esta nueva etapa. Espero saber reflejar entonces como cambian nuestros sueños y cómo seguimos creciendo con nuestros hijos.
Espero poder dejar constancia de quienes éramos y de lo que significaban para nosotros nuestros pequeños y que cuando tengan edad para entenderlo y sean conscientes de lo mucho que les amamos se sientan afortunados y orgullosos de sus padres.

domingo, 10 de octubre de 2010

El diez del diez del diez









Hoy es diez del diez del diez, también conocido como 10/10/10 para los que, al contrario que yo, no le tienen aversión a los números. El caso es que hoy cumple mi niño exactamente dos añitos y medio. Mi niño que es un diez en todo, que es lo máximo a lo que se puede aspirar, que es la criatura más perfecta que pisa el mundo. Mi cosita linda que te cuenta los colores en inglés, que te dice, animado por papá, "¡A tus años!" como si fuese un horrible insulto, que pedalea sobre su nuevo triciclo con un manejo que parece que llevase haciéndolo más de una semana y recorre la casa una y otra vez orgulloso de sí mismo, de su autonomía, de sus progresos.

Gael ya cuenta, a veces inventa también, qué ha hecho en el cole, sus aventuras con su amigo Santiago, sus desventuras cuando le empuja su amigo Diego. Abraza, acaricia y besa a sus conejos Tuti, los dos se llaman igual, y uno es una mascota que me regalaron a mi de niña mis tíos Ana y José Luis, no podré describir nunca la satisfacción que supone que sea mi hijo quien herede mis juegos y mis sueños.

Ahora está dormidito y yo, deseando que despierte, me pregunto con qué me sorprenderá hoy, qué aprenderemos juntos y cuánto más podrá crecer el amor. Hoy, como cada día, me doy cuenta de que tengo la familia más maravillosa del mundo y que soy muy afortunada y por eso soy inmensamente feliz.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Gael en septiembre













El verano se va apagando y deja una sensación de plenitud difícil de describir. Nuestras vacaciones se han nutrido fundamentalmente de amor y descanso aliñados con una fugaz visita a Santander, la ciudad de mis veranos, la de mi infancia, la que guarda tantos y tantos recuerdos felices, y ahora más que nunca. Cuando se comparte algo tan especial con las personas que más quieres cambia su dimensión. Ahora Santander es otra cosa, su olor, sus playas y su pulso son distintos de los de entonces aunque sigue siendo igual de inolvidable.


Después llegó Septiembre, la vuelta al cole, la timidez de Gael frente al mundo, su adorable boquita de piñón para evitar la sonrisa porque le puede la verguenza, su lenguaje cada vez más amplio, su autonomía, la ternura que desprende.

El verano que viene todo será distinto, todo nuevo otra vez, todo inolvidable. El verano que viene todo será aún más especial y no sé si tendré palabras para describirlo.

lunes, 16 de agosto de 2010

El verano de Gael














Están siendo unos días preciosos y Gael cada día nos sorprende más. Comenzamos el verano con obras en casa para convertir nuestro hogar aún más en paraíso. Hay nuevos árboles, nuevos colores, nuevos rincones y una piscina; y en el centro de todo eso, nuestro pequeño que habla como un lorito, sólo usa pañal para dormir y ha abandonado su "tatato" por chocolate. Una lástima.
Casi sabe hacer volteretas, le encanta bañarse, jugar al corro de la patata y bailar (agárrense) el Waka Waka. Y es que Gael ha sido testigo sin saberlo de ese hito en la historia del deporte nacional que ha supuesto que España gane el mundial. Pero a él en realidad le da igual quien haya ganado o perdido, porque por generación espontánea le corre por la sangre un excesivo honor patrio, del que carecen sus padres, y lo que más feliz le hace es vestir de "español". Esa equpación que le regaló su tío Lucas se ha convertido por imposición de mi pequeño tiranito en el uniforme del verano. No importa que esté sucio, mojado o metido en la lavadora, él lo rescata de donde esté y dice "A poner el del español" y por lo general, sus deseos son órdenes.
De pronto te sorprende con palabras que no sabías que conocía, o expresiones, o gestos o historias fruto de su magnífica imaginación. Te dejan helada sus besos y mimos o sus "No llores, ven mamá, no llores" cuando cree que estás triste y mientras acaricia tu cara con su manita.
Sigue siendo tremendamente tímido cuando conoce a alguien y luego, cuando coge confianza absolutamente disparatado y único. No se da a cualquiera Gael, es como un misterio casi infinito, que va descubriendo muy poco a poco sus prismas y le mires por donde le mires te asombra.
Nos quedan aún quince días de verano, para disfrutarnos y crecer, quince días para ser aún más felices y estar en cada segundo de su vida, atrapándolo, impregnándonos de él y de su magia.

sábado, 10 de julio de 2010

Gael y el orinal









Ya es mayor, no lleva pañal y en teoría hace pis y caca en el WC. Digo en teoría porque como se puede deducir, los comienzos están siendo algo duros y hasta estamos pensando invertir en el próspero mundo del calzoncillo y de la fregona. Por lo demás todo marcha fantásticamente bien y nos tiene, como siempre, profundamente enamorados. Su repertorio de canciones va aumentando y ahora la canción estrella es "Plumpleamos feliz" que entona con emoción una y otra vez y otra vez y otra más. Pero bueno me consuela saber que en poco tiempo será otra la que suene constantemente y olvidaré esta maravillosa tortura. También ha empezado a construir frases como si tuviesen sentido como por ejemplo "Mamá, Gael quiere agua pero...pero... el coche está roto ¿sabes?" y como es muy listo, cuando quiere algo utiliza la filosofía de que no hay mejor defensa que un buen ataque y cuando le vas a decir algo que no quiere oir te dice "No, tú no, tú a pensar" que es lo que hace él constantemente porque parece que se divierte y como ya sabe lo que tiene que decir (Véase "No se pega a mamá, ni a papá, ni a Lula ni a Ilde y no se dan golpes"), así todo de golpe, por si acaso se le queda algo fuera. Y te lo dice como haciéndo propósito de enmienda unos segundos antes de volver a propinarte un bofetón, mordisco o patada, según por donde le venga el viento. Y si no fuera poco con eso te fulmina con su "Tú eres tato", asignándote una oligofrenia que seguramente te corresponda porque con todo y con eso eres incapaz ni tan siquiera de frenar el torrente de amor que mana cada vez que le miramos.

Así es Gael, una revolución constante y la luz por donde sale el sol cada mañana.

sábado, 12 de junio de 2010

Días extraños





Han sido días extraños los de este último mes. Días tristes, de despedidas que parten el alma y duelen más allá de lo imaginable. Días en los que uno parece quedarse estancado, anclado a una extraña sensación de fracaso mientras ves como la vida sigue girando ajena a ti. El tiempo lo cura todo, eso dicen. Pero hay algo mucho más poderoso que el tiempo, un algo que ya canta caracol col col, que repite con el mismo ímpetu que recogen tus labios las palabras malsonantes que nunca debimos aprender, que además forma, en sus ratos de charla consigo mismo frases como "Joder, que pesada la lluvia esta" y a una le dan poco menos que ganas de darse un bofetón mientras, por otro lado, intenta aguantar la risa.

También de pronto entre cabezazo y mordisco deja salir de su boquita linda un "Te quiero mucho mamá" que cura cualquier daño posible.

Y ahora come pizza y lomo y puré y estofado y sopa y pescado. Ahora ya no hay que llorar, devora con avidez casi todas las suculentas viandas que le ofrecemos.

Está cambiado mucho Gael y nuestras vidas a su son, al ritmo de su aliento y nuestros sueños con los suyos.