domingo, 12 de septiembre de 2010

Gael en septiembre













El verano se va apagando y deja una sensación de plenitud difícil de describir. Nuestras vacaciones se han nutrido fundamentalmente de amor y descanso aliñados con una fugaz visita a Santander, la ciudad de mis veranos, la de mi infancia, la que guarda tantos y tantos recuerdos felices, y ahora más que nunca. Cuando se comparte algo tan especial con las personas que más quieres cambia su dimensión. Ahora Santander es otra cosa, su olor, sus playas y su pulso son distintos de los de entonces aunque sigue siendo igual de inolvidable.


Después llegó Septiembre, la vuelta al cole, la timidez de Gael frente al mundo, su adorable boquita de piñón para evitar la sonrisa porque le puede la verguenza, su lenguaje cada vez más amplio, su autonomía, la ternura que desprende.

El verano que viene todo será distinto, todo nuevo otra vez, todo inolvidable. El verano que viene todo será aún más especial y no sé si tendré palabras para describirlo.